Rota (relato)

[Shaila]

“Tantas noches sin estrellas llorando en su habitación, se le vinieron a la mente en tan escasos momentos. Ella no podía decirle a su madre, nada de lo que le aquejaba, recordaba lo que le diría “a las burlas hay que darles la vuelta, solo sonríe cuando alguien te escupa a la cara” no podía tenía dignidad, quería justicia pero en este momento no existe la justicia solo es un espejismo del hombre.
El fatigoso día tras día de entrar con su inocencia a la cueva del lobo y saberse indefensa ante los demás, sentirse la muñeca fea, pero todo se resumiría en un momento. En el ahora.”

Lo vio caminar sobre la arboleda, la mañana apenas despuntaba mientras la neblina se dispersaba en cascadas. Un hombre paseaba por la alfombra de hojarasca, traía chándal y zapatillas deportivas. Su figura era arrogante, salio a correr como todas las mañanas, la vanidad afloraba por cada poro perfecto y musculoso de su piel. Se percato de que estaba solo, lo había previsto así, no le gustaba que las mujeres se le acercaran con cualquier excusa para hablarle.

Ella lo observaba desde lejos, había aprendido a ser silenciosa cuando caminaba, ventajas de haberse convertido en una sombra. Lo había vigilado todos los días anotando el tiempo que hacia en su recorrido. Estaba preparada, traía algo que le ayudaría dentro de su manga, tenía que disimular su nerviosismo. Se le emparejo al hombre en su camino y vio que este se sobresaltaba tratando de disimularlo.

- Se nota que eres homosexual de closet, tienes que meterte ciclos para tener un cuerpo así. Eres un fofo sin fuerza- dijo ella, sin dejar de seguir a su paso.
Él se paro en seco, la miro de reojo, y siguió corriendo sin decir nada. Ella no le siguió pero gritó
- ¿Que? cabron ¿no tienes huevos? o ¿eres joto de closet?- se escucho la risa burlona de ella.
El hombre paró en seco, por un momento el odio asomo en sus puños, regresándose, tomo del brazo a la mujer con fuerza zarandeándola
- Mira, si lo que quieres es una cita, es lo mas raro que una mujer a hecho para acercarse a mi… si no, discúlpate.
Ella se movió zafándose del tacto de él, lo miro desdeñosamente mientras se bajába las gafas obscuras que dejaban entrever unos ojos de esmeralda. Le hizo una mueca
- No me recuerdas ¿verdad? He cambiado tanto. Lo dijo en un murmullo
El hombre solo atino a mirarla de arriba hacia abajo, tratando de recordar a esa belleza morena que venía en chándal con gafas obscuras. Ella no le dio tiempo a contestar

- No importa, pero recordaras el día en que se abrieron las puertas y dejaron salir al diablo. Yo que tu miraría detrás de ti, Cristian. Señalo la mujer al final de la arboleda


Al hombre se le helo de miedo el corazón, al saber que pronunciaban su nombre, por precaución volteo por unos segundos. Los rayos del sol entraban por las copas de los árboles, anunciaban un nuevo día plagado de trinos de pájaros, pronto los corredores aparecerían. Cristian ya no pudo ver esto porque cayo deliberadamente al suelo, él solo pudo sentir la obscuridad. Detrás de él, con un bat de madera jugueteando entre sus manos, una mujer sonreía mientras dos figuras se acercaban hacia ella.


“No hay un después, solo un ahora”

Continuara...

[lucia]

Cuida las tildes. Su falta hace un poco confusa la lectura.