Impactante, la verdad. Me ha gustado mucho pero me ha dejado muy apenada.
Es un libro muy profundo, ya dije que me identificaba mucho con el dolor de ese hombre (me encanta que no tengan ni siquiera un nombre), con la gran carga de salvar a tu hijo. Para mí ha sido muy duro caminar con él, encontrar cualquier cosa para echarse a la boca, cada abrazo, cada beso en la frente, cada baño como caído del cielo. Ufff...
El estilo me encanta. Me parece muy personal, muy loco, muy de genio. No me gusta leer tantos "y... y... y.." en una frase pero creo que el sentido de la historia y de la narración lo requiere. Es importante que sea así, al igual que los diálogos con su hijo, que son absolútamente vacíos y absurdos, algo que resulta un poco molesto, pero creo que como digo es importante para sentir el desconcierto, el miedo, la falta de comida, el nubarrón que debían tener en la cabeza debido a esa situación que te hace no poder pensar con claridad. En ese sentido pienso que ha sido magistral, porque todo el rato te hace sufrirlo.
De hecho, hacia la última parte del libro, llegué a dudar de que el niño existiera y no fuera más que una locura del padre inventando un hijo imaginario que le ayuda a seguir adelante entre las ruinas y la desesperación. Imaginad hasta dónde sentí la delgada línea entre la locura y la cordura del ambiente del libro.
En cuanto al final:
Si no llega a ser así, creo que me echo a llorar y no paro hasta mañana. Tras la densidad y la oscuridad del libro, encontrar la paz en su muerte, y un rayo de luz en lo que quede de vida de ese niño era importante. ¿Que cómo sé que esta familia que encontró son de los buenos? Dos detalles que me hacen pensarlo: 1-El tipo le dice que les han observado y que se ha decidido a ir a buscarle cuando ve que se queda solo. 2- Le dice que se quede con la pistola aún sabiendo que sabe usarla. No le tiene miedo ni teme por que el niño tenga que encararse con él. Podría perfectamente haberle pedido que se le diera, total, no es difícil, pero no lo hizo. Y a mi me da la gana de pensar que lo que les quede, al menos estarán acompañados. Porque todo el libro me he pasado pidiendo por favor que encontraran a un miembro o dos más para compartir angustias, las tareas, los miedos, la búsqueda, opiniones y pequeñas alegrías. También ando reflexionando mucho, como el protagonista, si yo llegado el momento sería capaz. Siento que sí, siento que no podría dejar a mi hijo solo cuando a mi las fuerzas se me vayan, sabiendo que todo lo que le espera es sufrimiento y muerte horrible, pero él no fue capaz. ¿Yo lo hubiera sido? Qué putada. Confió en la suerte, hizo lo que pudo, trabajó y aguantó hasta la extenuación, fue cariñoso entre el el horror, paciente y comprensivo entre la angustia y el miedo, empático ... y acabó confiando en que las cosas le irían bien. A mí me parece que es un buen final, una metáfora al trabajo duro con recompensa final, un rayo de luz y esperanza tras el apocalipsis. Me vengo arriba. Me vengo... ¡Paro! |