Contesto a tu pregunta, Murke. Al leer el capítulo de los casos de mujeres con histeria y otros "diagnósticos" me vino inmediatamente a la mente otro libro que leí hace unos meses: Historia negra de la medicina. En él se relata, entre otros asuntos, las barbaridades que se llevaban a cabo como tratamiento a la histeria. Y como siempre las víctimas son las mismas, las mujeres.Murke escribió:Hierbamora, me ha encantado tu reflexión sobre Sarah. Ahora lo veo más claro. También yo había pensado que los tiros iban por ahí, con que no encaja en sociedad, pero tú lo has dicho mucho mejor . Y qué piensas de los casos que el doctor Grogan le deja para leer en el capítulo 27, y que nos presentan en el capítulo 28? También se trata de mujeres intentando rebelarse llamando la atención?
Según he leído era muy frecuente los casos de histeria femenina en la época victoriana, y muchos síntomas diversos eran catalogados como histeria. Aquí volvemos al tema central: la mujer sigue siendo el sujeto pasivo de la figura masculina del médico, por lo que moralmente es menor de edad. Queda pues a merced de los juicios y directrices de otras manos, principalmente masculinas, por lo que la autoridad y el diagnóstico cobra visos de interés particular o colectivo. Hasta que no se amplió el concepto de histeria a los hombres fuimos el centro de diana de un pensamiento falocéntrico, patriarcal y machista. ¡Qué a gusto me he quedado!
Sara sería el objeto codiciado de las divagaciones "científicas" de un Freud o un Charcot. Es presa de la categorización de los hombres, así que para mí no tiene validez ninguna.
Murke escribió: La disgresión en el capítulo 35 es otro caramelo, por cierto, ya veréis
Estoy deseando llegar a ese dulce.