Hace una semana que terminé su lectura, en una tarde y de un tirón, pero tampoco voy a añadir nada nuevo a todo lo comentado ya. Un relato muy bueno de la vida en Cerdeña hace más de un siglo, atada a sus tradiciones, supersticiones, normas ancestrales y plena naturaleza, para lo bueno y para lo malo. Todas las historia pivotan alrededor, y desde, la figura de Efix, nexo de unión entre esa familia aristocrática rural venida a menos y en la ruina, y el resto de los habitantes del pueblo, cada cual con su papel determinado: usurera, sacerdote, primo rico, acordeonista… El sirviente será quien vaya trazando la línea de vida tanto propia como de los que le rodean, en un intento de encontrar la paz consigo mismo y para sus señoras. Y ahí van surgiendo los diferentes episodios vitales, con sus arrebatos particulares, sus consecuencias y su devenir.
El papel de la naturaleza es fundamental para la historia, ya que marca los ritmos de la vida en la isla, y está tratada por la autora con todo la importancia y cariño de quien la ha vivido.
Pues eso, que una buena lectura.
¡Ah! La última edición, la de la Caleidoscopio, con nueva traducción, es muy buena. Ni tiene
hortigas ni
delante suyo, y el prólogo de la traductora es cortito e ilustrativo.
Gracias por todos los comentarios, por cierto