Instituto Polaco de Cultura escribió:La búsqueda de un lugar propio en un mundo extraño, una Polonia que acaba de resurgir tras 120 años de esclavitud y que no consigue erigirse en estado modelo como había soñado el padre de Cezary, llevan al protagonista a conocer y elegir entre dos ideologías contrarias entre sí: la que plantea el cotidiano y aburrido trabajo constructivo dentro de las estructuras del estado o la que pretende abolirlo alentada por el viento de la Revolución que sopla desde el Este. La decisión que toma el protagonista, así como sus motivos, han sido y siguen siendo objeto de polémica.
Baryka es el típico personaje desarraigado y esta condición de apátrida se hace patente cuando, al terminar la guerra, visita la casa solariega de su compañero de armas, que habita con su familia desde generaciones. Cezary, imbuido de la ideología de izquierdas, se siente como un intruso en este medio y lo repudia por la indiferencia frente a la pobreza del campesinado. Sin embargo, la parte de la novela dedicada a la vida de la nobleza polaca, donde hace su irrupción el primer y devastador amor, es la que más refleja la hermandad espiritual de Preprimavera polaca con En la búsqueda del tiempo perdido de Marcel Proust, como un canto a la vida de un escritor que siente su próximo final.
Stefan Żeromski nació en 1864, cerca de Kielce, donde su padre, un noble empobrecido, arrendaba y administraba tierras. Huérfano muy temprano, tuvo que ganarse la vida como profesor de clases particulares en muchas residencias aristocráticas, lo que le aportó un gran conocimiento del ambiente que luego reflejaría en sus novelas. En 1892, consiguió el empleo de archivista en la Biblioteca Polaca de Rapperswil, y así, estableció contacto con el medio de los políticos exiliados, ante todo socialistas, que influenciaron su ideología. La novela Cenizas, publicada en 1904, le trajo fama y mejoró su situación material permitiéndole, a partir de este momento, vivir de la escritura. Durante la Primera Guerra Mundial, Żeromski ingresó en las Legiones de Piłsudski pero no consiguió, pese a sus intentos, incorporarse a la lucha en el frente. Con la recuperación de la independencia de Polonia, en 1918, Żeromski era el escritor vivo que más peso moral tenía en el joven país. Sus novelas Los trabajos de Sísifo y Gente sin techo, que habían marcado la sensibilidad social de varias generaciones, se convirtieron en el canon de lectura obligatoria de los polacos. Preprimavera polaca, publicada en 1924, es su última obra. Żeromski murió en 1925, en el piso del Castillo de Varsovia, que le fue entregado en usufructo en reconocimiento de su labor literaria.