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Título: El mal de la muerte
Título original: La Maladie de la mort
Autora: Marguerite Duras
Subgénero: Erótica
Editorial: Tusquets
Colección: La sonrisa vertical
Publicación: Barcelona, 1986 (1982), 62 páginas
Sinopsis:
Éste me ha gustado incluso más que el que se cita al inicio de esta breve reseña, El hombre sentado en el pasillo. Porque, quizás, va mucho más allá de una simple historia erótica. Es también una historia sobre la soledad, sobre la imposibilidad de amar, sobre el estar muerto en vida... El estilo de Duras es inconfundible, tan conciso, minimalista incluso, pero a la vez tan claro, tan nítido, tan y tan personal... Un texto breve pero con mucha fuerza, lleno de todo aquello que se pueda encontrar en cualquiera de sus novelas. Una pequeña joya de la literatura francesa que, yo diría, vive en ese márgen desconocido habitado por aquellas obras cuyos autores están ya consagrados pero que las obras en sí pasan aún desapercibidas... Además, me pareció curiosa la nota que añade al final para adaptar la novelita al cine o al teatro, y sirve también para ver el contraste de escritura, teniendo en cuenta que la escribió la propia DurasEn la línea de El hombre sentado en el pasillo , la gran escritora francesa Marguerite Duras contempla en El mal de la muerte a un hombre aquejado de un mal terrible, devastador, que lo mata en vida : el de la impotencia de amar.
Este hombre, en un intento deseperado de supervivencia, alquila por unas noches a una joven en cuyo cuerpo él espera aún encontrar, al menos por primera y última vez, esa vida que se le va, que se le ha ido ya?o que jamás tuvo. Pero, entre los gemidos del sexo, en el revuelo de las sábanas, semejante al de las olas del oscuro mar que les rodea, ella no percibe en él otra cosa que los estertores de una muerte irremediable.
Marguerite Duras, con este texto de sexo y amor, alcanza, a sus sesenta años, la perfección literaria : su brevedad, su concentración, su densidad no son comparables sino a la mejor esencia de un perfume cuyo aroma permanece largo tiempo imborrable en la piel y en la memoria.
